EVANGELIO DE HOY VIERNES 22 DE NOVIEMBRE


EVANGELIO DE HOY 

VIERNES 22 DE NOVIEMBRE 

Lectura         1Mac 4, 36-37. 52-59


Lectura del primer libro de los Macabeos.

Judas Macabeo y sus hermanos dijeron: “Nuestros enemigos han sido aplastados; subamos a purificar el Santuario y a celebrar su dedicación”. Entonces se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión. El día veinticinco del noveno mes, llamado Quisleu, del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al despuntar el alba y ofrecieron un sacrificio conforme a la Ley, sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían erigido. Este fue dedicado con cantos, cítaras, arpas y címbalos, justamente en el mismo mes y en el mismo día en que los paganos lo habían profanado. Todo el pue­blo cayó con el rostro en tierra y adoraron y bendijeron al Cielo que les había dado la victoria. Durante ocho días celebraron la dedicación del altar, ofreciendo con alegría holocaustos y sacrifi­cios de comunión y de acción de gracias. Adornaron la fachada del Templo con coronas de oro y pequeños escudos, restauraron las entradas y las salas, y les pusieron puertas. En todo el pueblo reinó una inmensa alegría, y así quedó borrado el ultraje infligido por los paganos. Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, determinó que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar del veinticinco del mes de Quisleu, se celebrara con júbilo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar.
Palabra de Dios.

Comentario

Jerusalén fue recuperada por los judíos, y con ella el Templo, que había sido profanado por los seléucidas, y fue dedicado nuevamente al Dios de Israel en el siglo II a.C. Este acontecimiento se celebra en el judaísmo hasta el día de hoy, en la fiesta de Janucá o fiesta de las Luces (que este año será del 22 al 30 de diciembre). La fiesta expresa la alegría de vivir y exteriorizar la fe públicamente y en libertad.

Salmo 1Crón 29, 10b-12


R. ¡Alabamos tu Nombre glorioso, Señor!

¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre! R.
Tuya, Señor, es la grandeza, la fuerza, la gloria, el esplendor y la majestad; porque a ti pertenece todo lo que hay en el cielo y en la tierra. R.

R. ¡Alabamos tu Nombre glorioso, Señor!

Tuyo, Señor, es el reino; tú te elevas por encima de todo. De ti proceden la riqueza y la gloria. R.

R. ¡Alabamos tu Nombre glorioso, Señor!

Tú lo gobiernas todo, en tu mano están el poder y la fuerza, y es tu mano la que engrandece y afianza todas las cosas. R.

Aleluya          Jn 10, 27


Aleluya. “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio      Lc 19, 45-48


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús, al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: “Está escrito: ‘Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones’”. Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdo­tes, los escribas y los más importantes del pueblo buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.
Palabra del Señor.

Comentario

El Templo debía ser una casa de oración. Jesús sufría viendo que el lugar santo era desvirtuado por intereses económicos. Su acción continúa la denuncia que ya habían hecho muchos profetas de Israel: el templo debía ser purificado de esos intereses egoístas, para que todos tuvieran allí un espacio adecuado para la oración y el encuentro con el Padre.

Oración sobre la