EVANGELIO DE HOY SÁBADO 16 DE NOVIEMBRE



EVANGELIO DE HOY

SÁBADO 16 DE NOVIEMBRE

Lectura         Sab 18, 14-16; 19, 6-9


Lectura del libro de la Sabiduría.

Cuando un silencio apacible envolvía todas las cosas, y la noche había llegado a la mitad de su rápida carrera, tu Palabra omnipotente se lanzó desde el cielo, desde el trono real, como un guerrero implacable, en medio del país condenado al exterminio. Empuñando como una espada afilada tu decreto irrevocable, se detuvo y sembró la muerte por todas partes: a la vez que tocaba el cielo, avanzaba sobre la tierra. Porque la creación entera, obedeciendo a tus órdenes, adquiría nuevas formas en su propia naturaleza, para que tus hijos fueran preservados incólumes. Se vio a la nube cubrir el campamento con su sombra y emerger la tierra seca de lo que antes era agua; apareció en el Mar Rojo un camino despejado y una verde llanura, entre las olas impetuosas: por allí pasó todo un pueblo, protegido por tu mano, contemplando prodigios admirables. Eran como caballos en un pastizal y retozaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su liberador.
Palabra de Dios.

Comentario

Con lenguaje poético, el sabio reflexiona sobre la obra de Dios en la historia. Su palabra poderosa realiza prodigios en la tierra y dispone el bien para su pueblo.

Salmo Sal 104, 2-3. 36-37. 42-43


R. ¡Recuerden las maravillas que hizo el Señor!

¡Canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! ¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! R.
Hirió de muerte a los primogénitos de aquel país, a las primicias de todo ser viviente; sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y nadie desfalleció entre sus tribus. R.
Él se acordó de la palabra sagrada, que había dado a Abraham, su servidor, e hizo salir a su pueblo con alegría, a sus elegidos, entre cantos de triunfo. R.

Aleluya          Cf. 2Tes 2, 14

Aleluya. Dios nos llamó, por medio del Evangelio, para que poseamos la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.

Evangelio      Lc 18, 1-8


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siem­pre sin desanimarse: “En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le im­portaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: ‘Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario’. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: ‘Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continua­mente a fastidiarme’”. Y el Señor dijo: “Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús, observando la realidad, toma el material para construir las parábolas. Él puede ver cómo actúan las personas sin defensa y privadas de sus derechos, como esta viuda que no cae en la resignación o la pasividad, y está convencida de lo que desea obtener. Jesús nos pone este modelo para que no nos cansemos de orar y trabajar por la justicia.