EVANGELIO DE HOY MARTES 5 DE NOVIEMBRE



EVANGELIO DE HOY 

MARTES 5 DE NOVIEMBRE 

Lectura         Rom 12, 5-16a


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: Todos nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno, somos miembros los unos de los otros. Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos dones diferentes. El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza según la medida de la fe. El que tiene el don del ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que enseñe. El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica misericordia, que lo haga con alegría. Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración. Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamen­te la hospitalidad. Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca. Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes.
Palabra de Dios.

Comentario

Pablo llama “dones” a aquellos roles que han de cumplir los cristianos para edificar a la comunidad. Son dones porque son regalos no para quien ejerza ese rol (o ministerio), sino para los cristianos que se benefician de aquello que alguien pueda aportar a todos. En mi comunidad, ¿qué rol cumplo? ¿Soy un don para ella? ¿Procuro hacer crecer y multiplicar ese don?

Salmo Sal 130, 1-3


R. ¡Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor!

Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas. R.
Yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí. Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre. R.

Aleluya          Mt 11, 28

Aleluya. “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio      Lc 14, 1a. 15-24


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los princi­pales fariseos. Uno de los invitados le dijo: “¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!”. Jesús le respondió: “Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: ‘Vengan, todo está preparado’. Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes’. El segundo dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bue­yes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes’. Y un tercero res­pondió: “Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir’. A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: ‘Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos’. Volvió el sirviente y dijo: ‘Señor, tus órdenes se han cumpli­do y aún sobra lugar’. El señor le respondió: ‘Ve a los caminos y a lo largo de los cercados, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena’”.
Palabra del Señor.

Comentario

Dios nos invita a una fiesta, pero no basta con que nos alegremos por la invitación: a la fiesta hay que ir. Y como Dios tiene sus tiempos, no espera a que nosotros “tengamos tiempo” para asistir a la celebración. La ocasión es ahora, ya, y no se puede dilatar más. No podemos seguir poniendo excusas para no compartir la vida con nuestros hermanos y hermanas.