EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 9 DE OCTUBRE



EVANGELIO DE HOY 

MIÉRCOLES 9 DE OCTUBRE


Lectura         Jon 3, 10; 4, 1-11

Lectura de la profecía de Jonás.

Cuando Dios vio todo lo que los ninivitas hacían para con­vertirse de su mala conducta, se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió. Jonás se disgustó mucho y quedó muy enojado. Entonces oró al Señor, diciendo: “¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que tú eres un Dios bondadoso y com­pasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te arre­pientes del mal con que amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir antes que seguir viviendo”. El Señor le respondió: “¿Te parece que tienes razón para eno­jarte?”. Jonás salió de Nínive y se sentó al este de la ciudad: allí le­vantó una choza y se sentó a la sombra de ella, para ver qué iba a suceder en la ciudad. Entonces el Señor hizo crecer allí una planta de ricino, que se levantó por encima de Jonás para darle som­bra y librarlo de su disgusto. Jonás se puso muy contento al ver esa planta. Pero al amanecer del día siguiente, Dios hizo que un gusano picara el ricino y este se secó. Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer. Entonces se deseó la muer­te, diciendo: “Prefiero morir antes que seguir viviendo”. Dios le dijo a Jonás: “¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?”. Y él respondió: “Sí, tengo razón para estar eno­jado hasta la muerte”. El Señor le replicó: “Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de cien­to veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?”.
Palabra de Dios.

Comentario

Una ciudad entera se convierte, ¡y el profeta se enoja! En su mentalidad, sólo puede pensar en castigo y condena. Este Dios clemente y misericordioso descoloca a Jonás. Cuando Dios envía su mensaje, no es para el castigo, sino para poder estrechar en su amor de padre misericordioso, a todas las personas.

Salmo Sal 85, 3-6. 9-10


R. ¡Tú eres rico en misericordia, Señor!

Tú eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor, porque te invoco todo el día; reconforta el ánimo de tu servidor, porque a ti, Señor, elevo mi alma. R.
Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan: ¡atiende, Señor, a mi plegaria, escucha la voz de mi súplica! R.
Todas las naciones que has creado vendrán a postrarse delante de ti, y glorificarán tu Nombre, Señor, porque tú eres grande, Dios mío, y eres el único que hace maravillas. R.

Aleluya          Rom 8, 15

Aleluya. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abbá!, ¡Padre! Aleluya.

Evangelio      Lc 11, 1-4


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús oraba. Así nutría su relación íntima con el Padre. También nosotros queremos pedir como los discípulos: “Enséñanos a orar, enséñanos a estar en contacto fecundo con Dios para que nuestra vida sea transformada. Enséñanos, en definitiva, a tratar con Dios con la espontaneidad y confianza de los pequeños, que todo lo esperan de sus padres”.