EVANGELIO DE HOY MARTES 8 DE OCTUBRE

EVANGELIO DE HOY 

MARTES 8 DE OCTUBRE

Lectura         Jon 3, 1-10


Lectura de la profecía de Jonás.

La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: “Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré”. Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: “Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida”. Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vis­tieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: “Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, debe­rán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuer­zas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepien­ta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos”. Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.

Comentario

La extraordinaria conversión del rey de Nínive y los habitantes del lugar –¡hasta los animales ayunan como penitencia!– resulta ser una enseñanza para el mismo Jonás. Dios quiere llegar también a estos extranjeros paganos, que viven sin discernimiento ni conocimiento. Allí donde el profeta no lo espera, hay respuesta a la gracia de Dios.

Salmo Sal 129, 1-4. 6c-8


R. ¡Yo pongo mi esperanza en ti, Señor!

Desde lo más profundo te invoco, Señor, ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. R.
Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.

Aleluya          Lc 11, 28

Aleluya. Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican. Aleluya.

Evangelio      Lc 10, 38-42


+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sen­tada a los pies del Señor escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”. Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesa­ria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
Palabra del Señor.

Comentario

Jesús transforma los roles tradicionales. Si Marta está haciendo lo que aprendió desde pequeña –ocuparse de muchas tareas hogareñas–, Jesús quiere señalarle que hay otro lugar posible para ella y que, como su hermana María, puede elegir. Así, en el seguimiento de Jesús, no existe un único modelo para ser discípulos y discípulas, sino una variedad de funciones y actividades, y el recuerdo permanente de “la mejor parte”: vivir unidos a Jesús.