EVANGELIO DE HOY, SÁBADO 28 DE SEPTIEMBRE
Lectura Zac 2, 5-9. 14-15a
Lectura de la profecía de Zacarías.
Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano una cuerda de medir. Entonces le pregunté: “¿A dónde vas?”. Él me respondió: “Voy a medir Jerusalén, para ver cuánto tiene de ancho y cuánto de largo”. Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su encuentro y le dijo: “Corre, habla a ese joven y dile: Jerusalén será una ciudad abierta por la gran cantidad de hombres y animales que habrá en ella. Yo seré para ella ?oráculo del Señor? una muralla de fuego a su alrededor, y seré su Gloria en medio de ella”. Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque yo vengo a habitar en medio de ti –oráculo del Señor–. Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y habitarán en medio de ti.
Palabra de Dios.
Comentario
Sión es la colina de Jerusalén donde estaba el templo. “Hija de Sión” es una expresión usada por los profetas para dirigirse a la población de la ciudad. En un grito jubiloso, el profeta anuncia que Dios quiere morar allí. Él mantiene vigente la Alianza.
Salmo Jer 31, 10-12b. 13
R. ¡El Señor nos cuidará como un pastor!
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: “El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño”. R.
Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él. Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.
Aleluya Cf. 2Tim 1, 10
Aleluya. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluya.
Evangelio Lc 9, 43b-45
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”. Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les resultaba oscuro, de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.
Palabra del Señor.
Comentario
Podemos decir, como Pedro, que Jesús es el Mesías. Y nos puede ocurrir lo que le pasó a muchos: que, en esta palabra, depositemos nuestras expectativas de triunfo y reconocimiento. Jesús es el Mesías, sí, pero un mesías que no se desentiende de la vulnerabilidad humana, sino que se hace solidario con todos los rechazados de la tierra, al ser él mismo rechazado y maltratado.