EVANGELIO DE HOY
MARTES 1 DE OCTUBRE
Lectura Zac 8, 20-23
Lectura de la profecía de Zacarías.
Así habla el Señor de los ejércitos: Vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades. Los habitantes de una ciudad irán a otra, diciendo: “Vamos a apaciguar el rostro del Señor y a buscar al Señor de los ejércitos; yo también quiero ir”. Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a buscar al Señor de los ejércitos y a apaciguar el rostro del Señor. Así habla el Señor de los ejércitos: En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas que hablan las naciones, tomarán a un judío por el borde de sus vestiduras y le dirán: “Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes”.
Palabra de Dios.
Comentario
¡Qué bella imagen compone el profeta! Gentes de todos los pueblos buscando a Dios. Y los creyentes dando testimonio de tal manera que todo aquel que busca a Dios quiere estar cerca de un creyente diciendo: “Dios está con ustedes”.
Salmo Sal 86, 1-7
R. ¡Dios está con nosotros!
¡Esta es la Ciudad que fundó el Señor sobre las santas montañas! Él ama las puertas de Sión más que a todas las moradas de Jacob. Cosas admirables se dicen de ti, Ciudad de Dios. R.
“Contaré a Egipto y a Babilonia entre aquellos que me conocen; filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella”. R.
Así se hablará de Sión: “Este, y también aquel, han nacido en ella, y el Altísimo en persona la ha fundado”. R.
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá: “Este ha nacido en ella”. Y todos cantarán, mientras danzan: “Todas mis fuentes de vida están en ti”. R.
Aleluya Mc 10, 45
Aleluya. El Hijo del hombre vino para servir y dar su vida en rescate por una multitud. Aleluya.
Evangelio Lc 9, 51-56
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?”. Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.
Palabra del Señor.
Comentario
Santiago y Juan todavía tenían mucho que aprender junto a Jesús. No habían superado aún su mentalidad vengativa, y se hacían un Dios a su imagen, pensando que podían disponer de las fuerzas del cielo a su antojo. Estar en camino con Jesús nos obliga a despojarnos de esos viejos conceptos y a deponer la venganza hacia quienes consideramos enemigos.